Aunque las ventas al por menor de productos frescos se han mantenido estables durante la crisis de COVID-19, los aspectos prácticos de hacer frente a una emergencia de este tipo han creado problemas en todo el sector de la IV gama, en gran parte como resultado de las ausencias de los trabajadores y la escasez de mano de obra. La unidad de negocio FTNON de JBT -líder mundial en soluciones tecnológicas para la industria de productos frescos y otros sectores- está bien situada para ayudar a las empresas a hacer frente a estas dificultades, gracias a sistemas ingeniosos que pueden reducir drásticamente la cantidad de mano de obra necesaria.
Aunque las ventas de comestibles empezaron con fuerza al principio de la crisis, la situación se ha estabilizado y la demanda de productos frescos y congelados rápidamente (IQF) sigue siendo constante, según el director de ventas de FTNON, Joost Lotgerink Bruinenberg. Sin embargo, la combinación de los trabajadores que regresan a sus países de origen al entrar en vigor los cierres patronales y la necesidad de enviar a los empleados a casa si desarrollan síntomas ha aumentado la presión sobre los procesadores de alimentos.

Ensalada verde fresca con espinacas, rúcula, romana y lechuga
Esta situación, dice Bruinenberg, ha creado una oportunidad para FTNON, que ofrece sistemas automatizados que abarcan desde preparación y recorte para la IV gama hasta escaldado, enfriamiento y vaporización para IGF y comidas preparadas.
"Para las lechugas iceberg, romana y de todo tipo, podemos recortar o descorazonar automáticamentede manera que no se necesita gente para hacer ese trabajo", explica. "Por ejemplo, una persona puede recortar una media de 150 kilos de lechuga iceberg en una hora, y si tienes 1.000 kilos, necesitas unas siete u ocho personas. Nosotros podemos reducirlo a dos personas: una que alimenta la línea y otra que realiza la inspección manual. El resto lo hace el sistema FTNON".
La necesidad de este tipo de automatización va a ser más importante una vez superada la crisis, predice Lotgerink Bruinenberg, impulsada por una mayor concienciación sobre la seguridad alimentaria y la trazabilidad.
"La industria va a estar más orientada a los datos", dice. "Quién lo cultivó, cuándo entró en la fábrica, cuál era la temperatura cuando llegó a la zona de producción, a qué almacén fue; este tipo de cosas serán cada vez más importantes".