JBT ha comenzado a colaborar con Aquaporin, un especialista danés en tecnologías limpias que ha desarrollado un sistema innovador para lograr un uso más sostenible del agua en el procesamiento de alimentos y bebidas, al tiempo que se reduce el consumo de energía y se potencia el sabor del producto.

La industria alimentaria es uno de los mayores consumidores de agua del mundo. En 2015, la producción de alimentos representaba alrededor del 30% del consumo total de energía a nivel mundial, así como una gran proporción del consumo total de agua, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Por ello, la industria tiene un enorme potencial para ser más sostenible mediante la reutilización y la limpieza del agua.

Este es uno de los objetivos del acuerdo de desarrollo conjunto que Aquaporin ha firmado recientemente con JBT.

La empresa, junto con JBT, pretende desarrollar nuevas aplicaciones para el procesamiento de alimentos y bebidas utilizando la novedosa membrana de ósmosis directa de Aquaporin, una innovación que se aleja significativamente de la ósmosis inversa, el medio tradicional de desalinizar el agua.

El sistema piloto de Aquaporin, creado con la empresa danesa Arla Foods

A diferencia del sistema tradicional, la ósmosis directa -con membranas biomiméticas- utiliza la diferencia de presión osmótica entre una corriente de agua de alimentación y una solución de extracción como fuerza motriz, lo que la hace muy eficiente desde el punto de vista energético, explica Sylvie Braekevelt, directora de proyectos de aplicaciones de Aquaporin.

Además de reducir significativamente el consumo de energía, Braekevelt afirma que la ósmosis directa puede ayudar a conseguir una mayor calidad de los alimentos durante la producción de alimentos secos, ya que atrae el agua de forma natural en lugar de forzarla a salir, que era el sistema típico utilizado hasta ahora por los procesadores.

Arriba: cómo funciona el proceso de ósmosis directa

"Los alimentos líquidos son una aplicación muy prometedora para nosotros porque creemos firmemente que la tecnología puede marcar la diferencia en el sabor y la calidad del producto", afirma. "La mayoría de los compuestos del sabor son volátiles y se evaporan fácilmente: en cuanto se empieza a funcionar a altas temperaturas para sacar el agua, los compuestos que se escapan primero de los alimentos líquidos son los más volátiles que el agua, que son los compuestos aromáticos. La ósmosis directa, que utiliza flujos de agua a baja temperatura, hace que los compuestos aromáticos se mantengan en los alimentos."

Braekevelt añade que el sistema se está sometiendo a pruebas piloto para determinar qué alimentos y bebidas se adaptan mejor a la ósmosis directa.